La economía se está disparando derivada de una inflación cotidiana, que nadie controla ni pone freno, un gran peligro para las industrias y los comercios… Y parece que nos estamos acostumbrando. Nuevamente, insistir con que los empresarios somos el palo de pajar del país y nos encontramos desamparados porque nuestros gobernantes no valoran la gran aportación social de las empresas que hemos creado. Y esto hace daño, demasiado.
Los costes y servicios se han descontrolado porque quién los tenía que controlar no lo ha hecho y, como siempre, pagamos los que trabajamos. Por más inri, los impuestos han subido, sobre todo en Cataluña. Me pregunto, una vez última la otra, como quieren que sigamos manteniendo nuestras empresas y la ocupación que estas creen. La palabra mágica siempre es la de los fondos Next Generation que nos tienen que salvar, pero me vuelve a venir en el jefe una pregunta: cómo? No hay ningún tipo de facilidad para solicitarlos y la excesiva burocracia que han puesto por el medio hace que no acaben llegando. Un mal trabajo que desde la UPM intentamos compensar impulsando jornadas de conocimiento sobre la materia.
En definitiva, los que nos gobiernan, y todas sus administraciones, el que tienen que hacer es darnos todas las facilidades, que nosotros ya gestionaremos las empresas y generaremos puesto de trabajo. Por algo tenemos suficiente experiencia y la validez contrastada.
Por otro lado, los acuerdos de los convenios, a pesar de no podamos estar contentos, tenemos que entender que el trabajador forma parte de esta economía de consumo en la cual giramos todos y todas. Por lo tanto, tenemos que entender que se tienen que ajustar el máximo posible para paliar esta inflación cotidiana de la que hablamos y que nos hace daño a todo el conjunto. Cierto es también que tenemos que negociar y exigir más responsabilidad laboral en cuanto a la productividad y absentismo, y revisar los derechos sociales inasumibles hoy para las empresas.
Ahora, más que nunca, nos hace falta una unidad de todas las instituciones comarcales, sectoriales y particulares para que podamos presentar un libro blanco que diga basta a la persecución empresarial. Os animo a desarrollarlo urgentemente.
Un abrazo a todas y todos los empresarios de la UPM, y que este diciembre que empezamos nos aporte luz para acabar en 2022 y planificar el próximo 2023 con una visión más optimista puesto que hay que prepararse por unos tiempos que no son nada fáciles.